CRISIS ECONÓMICA DE LOS AÑOS 80 ́S

En los años 1960 y 1970 muchos países latinoamericanos,
especialmente Brasil, Argentina y México, pidieron grandes sumas de dinero a
acreedores internacionales para llevar a cabo planes de industrialización,
especialmente para programas de infraestructura.
Estos países tenían economías crecientes en aquel tiempo, por lo que los
acreedores estaban dispuestos a seguir concediendo préstamos. Entre 1975 y
1982, la deuda latinoamericana con los bancos comerciales aumentó a una tasa
anual acumulativa de 20,4%. Esto llevó a que Latinoamérica cuadruplicara su deuda
externa de 75 mil millones de dólares en 1975 a más de 315 mil millones de dólares
en 1983, lo que significaba el 50% del producto interno bruto (PIB) de la región. El
servicio de la deuda (pago de intereses y de la devolución del principal) creció aún
más rápido, alcanzando 66 mil millones de dólares en 1982, frente a los 12 mil
millones de dólares en 1975. El crecimiento económico de los años anteriores había
permitido situar a los países latinoamericanos en un lugar intermedio entre las
economías más industrializadas y el resto del mundo, en vía de desarrollo
Cuando la economía mundial entró en recesión en los años 1970 y continuó en
principios de los 1980 y los precios del petróleo se dispararon debido a la Crisis del
petróleo de 1973, se creó un punto muerto para la mayoría de los países de la
región. Los países en vías de desarrollo se encontraron en una desesperada crisis
de liquidez. Los países exportadores de petróleo abundantes en dinero después de
las alzas en el precio de dicha materia prima en 1973 y 1974 invirtieron su dinero
en bancos internacionales, que "reciclaron" la mayor parte del capital en forma de
préstamos a los gobiernos latinoamericanos. Dado que las tasas de interés
aumentaron en Estados Unidos y en Europa en 1979, los pagos de deudas también
aumentaron, por lo que fue más difícil para los países pagar sus deudas contraídas.2
El deterioro del tipo de cambio con el dólar estadounidense significó que los
gobiernos latinoamericanos terminaran debiendo enormes cantidades en sus
monedas nacionales, por lo que se perdió el poder adquisitivo. La contracción del
comercio mundial en 1981 hizo que los precios de las materias primas (la mayor
exportación de América Latina) cayeran.
Mientras la peligrosa acumulación de deuda externa se produjo durante varios años,
la crisis de la deuda comenzó cuando los mercados internacionales de capitales se
dieron cuenta de que América Latina no sería capaz de pagar sus préstamos. Esto
ocurrió en agosto de 1982, cuando el secretario de Hacienda de México, Jesús
Silva-Herzog Flores, afirmó que el país ya no sería capaz de pagar su deuda.4
México declaró que no podía cumplir con las fechas de vencimiento de los pagos y
anunció unilateralmente una moratoria de 90 días, también solicitó una
renegociación de los plazos de pago y nuevos préstamos con el fin de cumplir sus
obligaciones previas.
A raíz del incumplimiento de México, los bancos comerciales redujeron
significativamente o detuvieron la entrega de nuevos préstamos a América Latina.
Como gran parte de los préstamos latinoamericanos eran a corto plazo, la crisis
sobrevino cuando fue rechazada su refinanciación. Miles de millones de dólares de
préstamos que habían sido refinanciados, eran ahora debidos con vencimiento
inmediato.
Los bancos tuvieron que reestructurar de alguna forma las deudas para evitar el
pánico financiero; esto supuso nuevos préstamos con condiciones muy estrictas,
así como la exigencia de que los países deudores aceptaran la intervención del
Fondo Monetario Internacional (FMI)
a crisis de deuda de 1982 fue la más seria en la historia de América Latina. Los
ingresos se desplomaron; el crecimiento económico se estancó; debido a la
necesidad de reducir las importaciones, el desempleo aumentó a niveles alarmantes
y la inflación redujo el poder adquisitivo de las clases medias.
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