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 LUCHA POR LA DEMOCRACIA SINDICAL

En los años 70’s los tiempos que se vivían en México y en el mundo entero por
aquellos años eran de gran agitación social. Por un lado, la Guerra Fría (bloque
capitalista vs bloque socialista) había provocado que Estados Unidos iniciara una
cacería de comunistas por toda Latinoamérica, imponiendo (o intentando imponer)
gobiernos derechistas a través de operaciones y golpes militares a diestra y siniestra (Chile, Argentina, Vietnam). En México la situación sindical manifestaba un
panorama distinto al escenario internacional. Esto se debe a que en la nación
mexicana, el sindicalismo fue corporativo-instrumental, lo que sólo quiere decir que el PRI utilizó los sindicatos para: controlar los diferentes sectores sociales del país (campo, energía, educación, salud).
El SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación), fungía como un
gremio estratégico al servicio del gobierno priista, y no como un verdadero
representante de las necesidades y exigencias de los trabajadores de la educación.
El SNTE había heredado toda la estructura institucional del gobierno, y con ello, los
mismos vicios del gobierno mexicano priista: corrupción, impunidad, demagogia,
entre otros males más.
Estados sureños como Tabasco, Chiapas y Oaxaca (lugares donde las normales
rurales siempre han educado a sus alumnos en materia política e ideológica de
resistencia), fueron los territorios donde los maestros rurales comenzaron a
organizar una resistencia popular en contra de la corrupción sindical, las pésimas
condiciones laborales de los maestros, los bajos salarios y la exigencia de mejorar
la educación en las comunidades sureñas del país.

Este movimiento docente formalizó su presencia en el escenario político-sindical
bajo el nombre de CNTE, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación. Así pues, esta coordinadora integró a los trabajadores de la educación
que buscaban democratizar el SNTE, maestros que deseaban ser escuchados y ser
tomados en cuenta en la gestión escolar nacional. A partir de este momento, la
CNTE comenzó a utilizar marchas, huelgas y acciones directas para insistir en la
apertura del diálogo, tanto al interior de su sindicato central (SNTE), como con el
gobierno federal (que como podemos observar, nuestros políticos siguen sin saber
desarrollar). Pudiéramos decir que la mediocridad sindical del SNTE parió a la
CNTE.
Cabe destacar que en sus inicios, la CNTE era percibida por la sociedad mexicana
como un movimiento ejemplar a seguir, pues el pueblo veía en la fuerza de los
maestros una vía organizacional con la que expresar sus inconformidades y exigirle
al gobierno que rindiera cuentas e impartiera justicia.
Considerando lo anterior, no sorprende que desde su fundación en 1979, hasta el
2004, la cifra de maestros de la CNTE asesinados o desaparecidos ascendiera a
los 150, en el periodo histórico reconocido como “Guerra Sucia”.
Llegado el año de 1989, y con Carlos Salinas de Gortari en los pinos, el clima político
a nivel nacional estaba en plena ebullición. , los recortes presupuestales a la
educación, derivados de destinar el presupuesto educativo al pago de la deuda
externa, repercutieron en que muchas escuelas sufrieran la “primera ola de
privatización”, delegándole a los padres de familia la responsabilidad de mantener
la infraestructura escolar y hacerse cargo de los textos escolares de los estudiantes.
Fue en Abril del mismo año que miles de maestros, estudiantes y universitarios se
pusieron en huelga, exigiendo a flor de piel que Jonguitud Barrios fuera expulsado
del sindicato.
Llegada la última década del milenio pasado (1990), el entorno económico
internacional comenzó a acelerar las políticas neoliberales iniciadas un par de años
atrás. Para ello, Canadá, EU y México entraron en negociaciones de lo que sería el
primer acuerdo de su calado: el Tratado de Libre Comercio (TLC), que entraría en
vigor el 1ro de Enero de 1994
Actualmente, la sección más fuerte y organizada de la CNTE es la sección 22, que
en su momento logró tomar control total de la educación en Oaxaca. Para ello, el
gobierno le concedió la IEPO (Instituto de Educación Pública de Oaxaca), hoy
desaparecido por el mismo gobierno en el 2015 (parte de los procesos de imposición
de la reforma educativa).
Un problema clave dentro de la CNTE es que las secciones disidentes de
Michoacán, Guerrero y Chiapas, aunque son fuertes, no han conseguido tener la
misma fuerza que en Oaxaca, porque no tienen (y nunca han tenido) el control de
los institutos de educación de sus estados (como sí los tuvo las secciones de
Oaxaca).

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